El contorsionista

Convocadas y aceptados por todos las elecciones del 21 de diciembre llega el momento de adaptar los discurso y veremos verdaderos ejercicios de contorsionista en esta semana

El más evidente será el de los partidos soberanistas, después de haber aprobado la independencia, nos dirán que no está proclamada, que se acude a las elecciones para defender las instituciones catalanas y giros de lo más variopinto. La izquierda “catalanista” moderará su posición quitará de en medio los elementos más disonantes y sacará los pesos pesados del europeísmo para contentar a sus bases no nacionalistas. Los españolistas moderaran su lenguaje anti autonomista y llamaran a defender el Estatut de 2006 que tanto critican para pescar en aguas del nacionalismo moderado.

En resumen veremos giros estrambóticos y contorsionisnmos imposibles para entrar en cajas en las que no caben y convencer al mundo de que son así. Lo que nunca hay que olvidar es que una vez acabado el espectáculo, el contorsionista abandona su caja y vuelve a tener el aspecto que tenía antes de empezar

Jaque de Rajoy

Hace días leí o escuche a alguien decir que el Govern de la Generalitat y el de España eran idénticos; de derechas, corruptos y envueltos en banderas para cubrir sus miserias, que solo se diferenciaban en una cosa, unos eran profesionales y los de Cataluña aficionados. Sin entrar en si lo que les iguala es cierto o no, sí que creo que lo último ha quedado demostrado el pasado 27 de octubre.

Mientras unos declaraban una independencia de difícil realización y nula aceptación internacional, los otros respondían con la aplicación del articulo 155 de la Constitución y la anticipación de elecciones. Mi análisis como ajedrecista aficionado es que para un Gobierno, el central, que siempre ha ido a remolque en la situación de Cataluña es una gran jugada. Anulan a Puigdemont, Junqueras y todo el Parlament de Catalunya sin meterse en el terreno minado de querer cambiar demasiadas cosas en Cataluña, pero y esto es lo más inteligente, ponen en un brete a los partidos pro-independencia. Unas elecciones sin declaración de independencia no hubieran cambiado de forma significativa el reparto de escaños en el Parlament, pero una vez declarada la independencia deja a los partidarios de ella en una situación delicada ante los dos escenarios posibles, concurrir a ellas o no, ya que ninguna de las dos es buena para ellos.

La lógica diría que la opción más evidente es asumir las propias decisiones y considerar la independencia como único escenario posible, no reconociendo la autoridad de España y en consecuencia no acudir a las elecciones. Eso supone poner en marcha un gobierno paralelo y conseguir que funcione, pero el control del dinero lo tiene el Gobierno central desde hace un tiempo y al final competencias sin la llave de la caja no son posibles, pues manda quien paga. Por lo tanto el gobierno real quedaría en manos de los partidos constitucionalistas y ellos quedarían durante cuatro años fuera del tablero de juego.

El otro escenario tampoco pinta mejor, pues supone asumir el fracaso de la declaración de independencia así como su inviabilidad y acudir unas autonómicas mientras sus adeptos se lamen las heridas, lo cual supondría una pérdida de motivación importante entre sus votantes. De acuerdo que el argumentario independentista es inagotable e imaginativo, por lo que no será una debacle de votos, pero sí perder los suficientes como para no renovar su mayoría absoluta en el Parlament

En fin no es un jaque mate, pero si una jugada inteligente por mucho que me duela reconocerlo